Slow Food
Ya sabemos aproximadamente cómo se organiza un huerto urbano sobre suelo y en este episodio vamos a concentrarnos en cómo podemos organizar un huerto urbano vertical en macetas.
Cultivar hortalizas en macetas de 13-15 litros es totalmente viable si se seleccionan bien el sustrato y las especies oportunas. Incluso podrían combinarse diferentes especies, como hace nuestro gurú Aaron Bertelsen.
Efectivamente, si se combinan con maestría, podemos aprovechar las relaciones complementarias entre plantas (raíz, porte, ciclo) para generar pequeños ecosistemas beneficiosos.
Vamos a probar combinaciones utilizando criterios funcionales como producción o aprovechamiento del espacio y criterios ecológicos, atendiendo a la adaptación al clima sevillano o asociaciones útiles entre plantas. Por ejemplo, utilizando flores comestibles, podemos favorecer la presencia de polinizadores.
También podemos seguir criterios estéticos como colores, formas o texturas complementarias. De hecho, no hay que elegir un único criterio, sino que podemos aplicarlos todos, incluso alguno más.
¡Oh si! es hora de compartir el criterio estrella que hemos seguido en este proyecto: pensar las macetas como futuros platos exquisitos, cocinados muy lentamente apareciendo desde su simiente.
Parece una idea sencilla, pero no resulta tan fácil de aplicar. Para hacer eso tenemos que garantizar que las especies que combinen bien en el plato lo hagan también en la maceta. Que la arquitectura de sus raíces y los cuidados que necesitan se complementen, y encima, que se puedan plantar a la vez en Sevilla.
Por eso cada plato propuesto necesita un estudio específico del número de plantas que caben en cada maceta, las distancias que requieren o proporciones de suelo y humus que necesitan. Es por ello que para cada plato hemos impreso plantillas de semillado con barro que pueden utilizarse una y otra vez.
Se trata de patrones de siembra cuyo diseño embebe todos esos conocimientos y que permiten replicar en el tiempo platos variados. En nuestro caso hemos empezado por 6 muy diferentes que coinciden con la actividad de la AES Candelaria y explora los gustos de sus jóvenes pobladores.
Así en octubre comenzaremos “sembrando” una crema templada de zanahoria, puerro e hinojo con pétalos de pensamiento que podríamos comer a partir de diciembre.
En noviembre comenzaremos a cultivar un wok de kales, nabitos acompañados de ajo tierno con flores de capuchina y fideos chinos que podríamos tomar a partir de diciembre hasta marzo.
En diciembre llegará el turno de la tortilla de acelga con cilantro, puerros y flores de borraja que podremos tomar a partir de febrero, hasta abril o mayo.
En enero descansamos , pero en febrero sembraremos un fresco smoothie de arándano con menta y toque de cebollino con flores de albahaca, que podremos tomar desde mayo a julio.
En marzo, la clásica ensalada fresca de lechugas con vinagreta cítrica y flores de capuchina, que podremos tomar a partir de mayo.
Y en abril concluimos por ahora, con una bruschetta con tomate cherry acompañada de crema de albahaca y cebollino y toques de flores de tulbaghia, que podremos saborear a partir de junio, o julio.
Y esto es solo el principio, porque podemos invitar a otros cocineros a que diseñen nuevos jardines de slow food.